lunes, 23 de mayo de 2011

Renacer

Renacer

Te solté la mano un 21 de mayo,
una fría mañana llena de maldito sol.
Mi niña, mi dulce niña,
dueña de mis sueños y futuro,
te llevo dentro de mí, todo el tiempo,
te abrazo y te lleno de lo que queda de mí.
Te solté aquella mañana,
tu mano rozó mi rostro
y dormí profundo
para ver los ojos del infinito desvarío.
21 de mayo. Lp.


Caminé mil calles para llegar hasta aquí,
destrocé mis pies y retorné hacia el mismo lugar
buscándote…tomé el hábito de caminar.


Asesiné al sol y me entregué a la nada,
abracé una pata del ladrido del perro abandonado,
pinté las paredes, inventé tus ojos,
te describí sonriendo en lo poco bello
que podía ver desde mi prisión…
aún me duele decir Andrea
y ya te siento aquí sacudiendo
los reclamos, el dolor y el enojo;
ya estás aleteando perfecta
en la sonoridad del tiempo
y me di cuenta que la única promesa
que te falta por cumplir
es el mar.


Aunque podría ir asesinando
a los que nos llevaron a esta pared sin rostro
en la que nunca nos pudimos encontrar,
para entonces me convertiste en flor
y desde ese llanto, no sé hacer otra cosa más que amar.


A eso veniste,
aquel 21 de mayo,
a eso vienes ahora,
a inventar un nuevo día…
estoy lista,
vení mi niña, mi dulce niña.


lp.

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