miércoles, 30 de marzo de 2011

Vértigo azul

Sufrir la metaformoseada
para muchos puede ser un ejercicio estúpido de incapacidad,
pero no creo existan más caminos
que convulsionar el polvo
en mil pájaros hambrientos
de ventanas sin almohadas
y de vértigos azules.

Para muchos, es inútil resbalarse en la lágrima,
no creo exista otro mar
para transformar el vientre
y convertirlo en roja estrella.

Transformarse en fuego o flor,
en pitaya o jocote de marañón,
puede no necesitar aire continuo
cargado de coherencia y serenidad
pero sí de torrentes de árboles
poblados de risa,
la risa,
esa risa…
mi garganta se convirtió en mis ojos
y mis ojos en mis manos,
mi corazón en oídos, de los que escuchan
y mis oídos en vientre, cargado de tambores,
chirimías y chinchines.

Desde entonces, todo es diferente,
cultivando el tiempo de tu metamorfosis.

Franken-pantalón

Las pestañas amontonadas buscaban su filo,
la tela se abrió precisa, sin suplicar mucho
y asesiné el vientre de mi pantalón…
ese manjar dulce anhelando ser plano
se rompió para darte paso y finalmente llenarte
de moshito con champurrada, acurrucada en este guacalito,
escuchando nuestras campanadas,
cada noche, cada amanecer.

lp

jueves, 24 de marzo de 2011

Me gusta morder el suelo
silencioso de los pasos
lamiendo sus pájaros angustiados
por beber caminos.

Las pupilas rebotan en todos los rostros
amarillos, negros, grises, azules;
el pecho está azotado por el humo,
cuesta respirar.

Son siglos así, despojados de la luz,
rodillas sangrientas ambulatorias
nos habitan como fantasmas
de lo que no puede ser y nunca será.


lp.
Tengo tatuado el vértigo preciso
en cada uno de mis poros.

Maq´uq´ me lleva desde siempre
desde el hilo del viento: soy barrilete!!!!!!!!
despojada del mundo,
desprendida de mis manos,
mutilada de los pies,
encendida del fuego,
poblada de mar.

Nazco y fenezco por afición
a la masturbación del placer
de despertar y morir
sin distinción en los días.

Todo puede morir.

Todo muere de hecho.

Mis ojos a menudo.


lp.
El péndulo que somos,
el silencio y el grito,
nos contemplan vacíos desde los techos
repletos de gatos felices.

lp.

Rebeldía

El hilo de la noche
teje las palabras como araña,
esculpiendo las rejas adecuadas
al tamaño de la boca.

Callarse…arte al fin
no florece sobre mis hombros
es mi canto el que prevalece
al fin la poesía;
me niego, no quiero, me rehúso
a fenecer en el espejo vacío
de mis ojos…podría
pero no sería poeta.

Me declaro en rebeldía
en ETERNA REBELDÍA
por no morir cada mañana
el la fragilidad de los oídos,
en el bullicio del mundo,
sin escuchar la campana
de mis versos.

lp.

jueves, 17 de marzo de 2011

No me equivoqué cuando
el domingo dibujé una llama
pensando escribirte, pidiéndote
no te la llevaras cuando salieras.

No me equivoqué,
te llevaste todo caracol
y dejaste una gata parda vieja sorda
respondiéndome sin eco,
a medias.

Es posible que mañana maúlle,
yo ya no estaré.

lp.

Yo, cíclope

Vomito como una maldición
eternamente los himnos de mi poesía
poblados de angustia y dolor,
desorbitándose mis ojos,
acalambrado mi estómago
por la misma perversa ansiedad vacía…
qué difícil es verte parir
un eco genuino de -te amo-
desde el lago verde-gris
que nos separa.

lp.

lunes, 7 de marzo de 2011

círculo vital

Despedacé el canto de las libélulas
repletas de hambre y ansiedad
que bailaban alrededor de las campanas
del eterno silente portal;
aborté sus peras podridas
y planté nuevos amaneceres
…me falta poesía – pienso
pero no mar y luz.

Qué más dá, si tengo flores por cabello
si tengo aletas por pies
si tengo naranjas por palabras
si puedo volar hasta tus ojos
y fenecer del vértigo de vivir
intensamente…

Estúpida revancha

Pudiera yo derrotar tu poesía
porque carece de ternura
de sal por las noches,
porque le abundan las mediciones
y las soledades,
porque saben fenecer
en el fulgor de los conciertos montados
de tinta-sangre azul,
dignos de falsedad y
vacíos de poesía.

lp.

jueves, 3 de marzo de 2011

Pobreza


Hambre!!!!! tengo hambre!!!!!
sed en la sangre
furor en la ternura
de lo blando y lo sublime.

Nos gusta el precipicio de la distancia,
el vértigo de azotar lo transparente
mutilándonos los brazos,
para concluir objetivamente
en lo inútil que es trascender
en un abrazo.

Preferimos morir así
llenos de nosotros mismos,
vacíos de los demás.