Hábil astucia la de la noche
oscurecer mi cuerpo
y colocar una bala en mi cuello
con la sombra de legiones de fantasmas
a los cuales no les pude hablar,
aún tengo la amargura atorada en la garganta…
sentí miedo, un profundo miedo,
la sangre me brotaba y sentí con mis dedos
el orificio de la locura temblando
desde el centro de mi cuerpo.
No te encontré,
tu nombre fue lo único que pude pronunciar,
abrazando a Isabela te esperé en la puerta
cerrada de una casa antigua
en la cual habitó alguna vez mi familia,
lamiendo la oscuridad de la calle…
vaya noche, vaya bala, vaya verdad.
lp.
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