lunes, 16 de mayo de 2011

esperándote muerte

El castigo es inexorable frente al espejo,
me escupe las muelas mientras me grita
y yo inválidamente capaz de decir
NADA.

En día como estos, pienso que debí morir aquel día
o aquella noche,
o aquella mañana,
tal es la suerte de mi miedo
que logra hacer de mi pecho un escombro enardecido
de lógica ira.

No, no me duele nada.
No, no quiero nada.
No, no pasa nada.

Vaya misterios profundos de la negación,
de una misma y del ambiente.

Es posible igual, que muera de hambre,
más temprano que tarde,
habré de reconocer mi renuncia,
al intento suicida de cada palabra
sin mi nombre.


lp.

No hay comentarios: