viernes, 23 de enero de 2015

Contemplación


Fui yo la osada pretenciosa barca sin mástil, desesperada por ahogarme en la tempestad del viento hecho marea; he sido yo el salto inútil hacia un vacío blanco, lleno de peces.

Había simplemente olvidado nuestra muerte permanente golpeándonos la soledad, la respiración vacía llena de humo y los huesos tullidos de gérmenes convertidos en tontos sueños.

Ilusa de mí, ilusa.

Millonaria cargadora de horas perpendiculares que esconden la espera entre las piernas de la selva húmeda tropical.  Vertiginosa grieta de caudales medicinales para curar las sombras y sobrevolar desvaríos, para morder demonios y escupir.

Muere, como hace muchos siglos en el centro del hambre, muere porque no sabemos de qué otra manera vivir. Yo me acostaré entre las hierbas y esperaré el sol de la media noche, para repetir entre mis manos tu nombre.
 
Vr/abril 2014.
 

Luna de Agosto

Desde tus ojos he conocido una luna muy grande que me persigue por los días y noches. En el amanecer me besa su canto blanco y por la noche su perfecta figura nada en mi garganta y puedo cantar entonces a las palomillas que reguardan esta luz que sale de mi pecho cuando te da su agua, entres tus manos, morenos guacalitos que dibujan nuevos ríos en mi cuerpo.

Abres brecha, rompes abismos y nacen mares verdes de saliva, inundan mis miedos y se ahogan todos los pasados tan perfectos de ira; yo nazco nueva entre tus piernas, tan imperfecta, tanto, que aún te tanteo.

Entre mis torpezas beso tu universo y me sabe a libertad y como una niña lamo mis manos, juego entre la lluvia de tu pelo, pego mi oreja a tu espalda para cazar los secretos de tu cueva... descubro que mis risas y gemidos aún rebotan en tu pecho.

Callo entonces.

En silencio te contemplo. La luna me ve desde la esquina de la venta y sonríe.

Le di las llaves de mi pequeña prisión. Anoche me besó, me absolvió de mis absurdos delirios y me despeinó mientras lloraba conmigo. Me hice fruta, añeja con destino de árbol de resplandor rojo, guardiana me hizo de este bosque lleno de pájaros y felinos, rojos como yo. Me hizo mujer, la luna me besó y me hizo mujer guerrera y sembró en la planta de mis pies tus ojos para no perder el rumbo.

La luna nos dio un encuentro.

La luna me dio tus ojos.

vR/agosto 2014.

Balletistas - Estudio Danza Arte


Revista REVUE

lunes, 19 de enero de 2015

Precisar: cómo conjugarlo


Soy una hoja bailando con el viento y la muerte,
me arropo con la noche de tu pelo
y vivo, en medio del silencio, sueño
que soy árbol y doy vida a los días.

No preciso de brazos para abrazar la niebla
ni de agujeros para soltar el llanto del cielo.

No preciso de cama ni pan.

Preciso de tu voz, en la distancia,
un golpe de luz que parte el tiempo,
un temblor de huesos y risa
que me acomoda el cabello en las mejillas
y acaricia mi alegría,
mis ojos crisálidos y
mi vientre de flor de café.

Te beso y soy paréntesis.

Fue preciso morir, para llegar a este momento.

Fue preciso despertar
para conocer el vuelo de las hojas,
plantar su bandera verde
en el centro de mi pecho-tierra.

Fue preciso nacer ante tus ojos
aquella tarde de mayo
para celebrar la lluvia junto con la muerte.

Fue preciso ser piedra y ser camino.