miércoles, 5 de octubre de 2016

Tibio Pecado


No puedo concebir el tiempo que se ha perdido en el viento de los atardeceres, me abruma la ausencia completa de los sentidos ahogados en el desvarío del sol muriendo. Usted sabe que aquí se suda un poco, bajo esta oscuridad se piensa de más, se escabulle uno en otras ideas. Algunas limpias y otras que no tanto se perdonan. Aquí de bajo se sopla el calor. Y uno engullido entre aquellos ojos de sol no hace más que dormir, dormir despierto.
 
Después de algunas horas se imagina uno acariciando aquella calidez, aquella blancura, aquellos soles húmedos y tibios entre mis manos, imagínelo usted. Esa sonrisa sollozada me hace delirar, yo puedo ser artífice de más sonidos como aquellos, míos, para mí.
 
La humedad no me deja dormir, me cuesta respirar mientras logro acorralar sus ojos asustados y aprieto su pecho plano, sus dulces ojos silenciados por el dolor y por la vergüenza. Debajo de la sotana hace mucho calor.

vRamos/octubre 2016