lunes, 8 de febrero de 2010

Yo me quedo

El sabor amargo del luto me baila debajo de la lengua y enhebra las columnas de la cordura, vaciándose de las hormigas negras de tu recuerdo y de tu opaco sabor de borracho enloquecido por la nada y por el todo.

Aquí estoy enhiesta con el mismo morral lleno de flores y con el mismo amor colgado de los ojos, soltando la pesadez de mis párpados sobre los hombros y dejándote ir con el viento de noviembre, se va tu barrilete-amor, se quedan mis ojos vivos conmigo.

vR/ febrero 2010.

La despedida

Dejando una rosa ando en cada tumba que dejaste abierta,
acaso con el único afán de molestarme,
o quizás,
sin haberlo pensado nunca,
pusiste monedas sobre mis ojos para atravesar el umbral de los espejos,
en donde vos y yo existíamos,
sólo entre nosotros sin que nadie sospechara nuestro universo,
que se cerró aquella tarde de octubre,
rojo siempre octubre,
para no abrirse jamás.

vR/ febrero 2010