Vomito como una maldición
eternamente los himnos de mi poesía
poblados de angustia y dolor,
desorbitándose mis ojos,
acalambrado mi estómago
por la misma perversa ansiedad vacía…
qué difícil es verte parir
un eco genuino de -te amo-
desde el lago verde-gris
que nos separa.
lp.
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