miércoles, 30 de marzo de 2011

Vértigo azul

Sufrir la metaformoseada
para muchos puede ser un ejercicio estúpido de incapacidad,
pero no creo existan más caminos
que convulsionar el polvo
en mil pájaros hambrientos
de ventanas sin almohadas
y de vértigos azules.

Para muchos, es inútil resbalarse en la lágrima,
no creo exista otro mar
para transformar el vientre
y convertirlo en roja estrella.

Transformarse en fuego o flor,
en pitaya o jocote de marañón,
puede no necesitar aire continuo
cargado de coherencia y serenidad
pero sí de torrentes de árboles
poblados de risa,
la risa,
esa risa…
mi garganta se convirtió en mis ojos
y mis ojos en mis manos,
mi corazón en oídos, de los que escuchan
y mis oídos en vientre, cargado de tambores,
chirimías y chinchines.

Desde entonces, todo es diferente,
cultivando el tiempo de tu metamorfosis.

No hay comentarios: