El hilo de la noche
teje las palabras como araña,
esculpiendo las rejas adecuadas
al tamaño de la boca.
Callarse…arte al fin
no florece sobre mis hombros
es mi canto el que prevalece
al fin la poesía;
me niego, no quiero, me rehúso
a fenecer en el espejo vacío
de mis ojos…podría
pero no sería poeta.
Me declaro en rebeldía
en ETERNA REBELDÍA
por no morir cada mañana
el la fragilidad de los oídos,
en el bullicio del mundo,
sin escuchar la campana
de mis versos.
lp.
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