Empezar mil veces a comer como polilla
no es novedad en mis dedos.
Es que las balas están hechas para vos
hablando como telegrama,
siempre contundente,
ya servido, ya vestido, ya listo.
Para mí están hechas las pretensiones
y los bastos intentos inútiles
de las palabras vacías de sentido,
muy lejanas de tu realidad.
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