Implorar ceniza a la noche
no cabe en una palabra.
Acomodar las repisas,
levantar la cabeza,
ajusticiar el nombre,
beber la sangre sobreleída
de las paredes,
de las ventanas y los buitres
con hambre
de lluvia y de tormento.
Lamentar las sienes,
cubrirse de nuevo
y dormir profusamente
en el caldo azul
de los días,
con sus hijas
danzantes mariposas moribundas,
que aletean el tiempo,
lo disuelven en el viento
lento, mientras cantan
lento
Leeeennnntttttoooooo
Y yo escribo mi nombre.
lp.
1 comentario:
vocación, la del poeta, namás vida en sus letras, en su arte de suicidio y gestación cada día, en el tieeeemmmmmpppppoooo!
Publicar un comentario