A Víctor Leiva, el Mono. † febrero 2, 2011. Guatemala,
y a los grandes artistas de mi país.
“…tiembla Babilonia que esta noche es mía!
Si hemos de morir, yo quiero que sea esta noche en tus brazos,
yo no me asustaré, si hemos de morir, yo quiero que sea esta noche,
abrázame, contigo yo me quemaré, contigo yo no moriré,
porque contigo yo renaceré…” Mi última Voluntad, Sargento García.
“…tiembla Babilonia que esta noche es mía!
Si hemos de morir, yo quiero que sea esta noche en tus brazos,
yo no me asustaré, si hemos de morir, yo quiero que sea esta noche,
abrázame, contigo yo me quemaré, contigo yo no moriré,
porque contigo yo renaceré…” Mi última Voluntad, Sargento García.
Cuando levantamos los ojos
y pedimos justicia
la brújula no marca el sur
marca el olvido.
Quisiera poder dedicar palabras
pero las palabras y gestos están dichos y hechos.
Los principios…no hay principios,
ni siquiera la vida puede salvarnos.
Descalzos preferimos ir
bailando hasta que caigamos
en las calles de la ignominia
en los brazos de la dulce muerte,
absurda muerte,
anhelada muerte,
inesperada muerte,
inevitable muerte,
arma ajena,
víscera parlante del odio
fauces hambrientas de vida,
simple muerte.
Suenan las campanas, vuelan las palomas
no me resisto a verterme en el parque
porque la injusticia me masticó
y me escupió ante la ignorancia profusa.
Lloramos y taciturnos nos observamos.
No comprendemos las esquinas del odio.
No entendemos.
No entiendo.
Seguiré bailando descalza,
mientras lloro y la intolerancia viene por mí,
por nosotros.
y pedimos justicia
la brújula no marca el sur
marca el olvido.
Quisiera poder dedicar palabras
pero las palabras y gestos están dichos y hechos.
Los principios…no hay principios,
ni siquiera la vida puede salvarnos.
Descalzos preferimos ir
bailando hasta que caigamos
en las calles de la ignominia
en los brazos de la dulce muerte,
absurda muerte,
anhelada muerte,
inesperada muerte,
inevitable muerte,
arma ajena,
víscera parlante del odio
fauces hambrientas de vida,
simple muerte.
Suenan las campanas, vuelan las palomas
no me resisto a verterme en el parque
porque la injusticia me masticó
y me escupió ante la ignorancia profusa.
Lloramos y taciturnos nos observamos.
No comprendemos las esquinas del odio.
No entendemos.
No entiendo.
Seguiré bailando descalza,
mientras lloro y la intolerancia viene por mí,
por nosotros.
lp.
2 comentarios:
Deberíamos hace mucho rato de abrazarnos todos para darnos cuenta que no somos más que aire.
Saludos!
SL
si vos, es solo que la justificación es que carecemos de brazos, nos los quitaron, igual que la humanidad, estamos mutilados.
lp.
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