El sabor amargo del luto me baila debajo de la lengua y enhebra las columnas de la cordura, vaciándose de las hormigas negras de tu recuerdo y de tu opaco sabor de borracho enloquecido por la nada y por el todo.
Aquí estoy enhiesta con el mismo morral lleno de flores y con el mismo amor colgado de los ojos, soltando la pesadez de mis párpados sobre los hombros y dejándote ir con el viento de noviembre, se va tu barrilete-amor, se quedan mis ojos vivos conmigo.
vR/ febrero 2010.
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