Hay un silencio azul que zumba en la gravedad de la noche,
vos colgado de la estrella más cercana, al otro lado del precipicionadie nos intuye, ni siquiera el miedo.
Las lágrimas sacan sus cuchillas y cortan el cuello de las
posibilidades,
yo sonrío respirando entre mi sangre,la ausencia me abraza, me vuelve piedra
seca mis imprudencias y enmudece mi mentón
lo entierra pálido entre las cobijas de mil sueños
a la espera de la nueva ola que llene algo más que los ojos a través de la ventana
que tiemble,
que sueñe,
en el centro de esta constelación de incertidumbre que se come los días.
Necio el tiempo que persiste en decapitarme,
yo siempre en búsqueda de las horas que rebotanen el quizás de los segundos.
vR /mayo ausente 8 del 2014.
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