Deshojar las palabras no es suficiente
hay que romper el peso de la sabia podrida
sin pretender invadir el bosque
de luz y sueño.
Me siento incómodamente a repasarme
y me delíneo el rostro ya tan ajado
por el llanto y por el llanto y por el llanto.
No logro penetrar tu corteza
solo asusto a tus pájaros.
Todo es siempre tan improbable,
tan poco posible.
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